miércoles, 18 de abril de 2018

La Verdad

Cuando obramos en función de la verdad como uno de nuestros valores, nuestros pensamientos, palabras y acciones se unen. Cuando decimos la verdad, elegimos ser íntegros y como resultado de esa unión, trascendemos a nosotros mismos y nos reconectamos con Adonai como seres espirituales. Cuando mentimos se rompe esa unión y caemos en nuestro deseo animal de la comodidad y la facilidad.

Jacobo 1:17-20 “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay cambio ni sombra de variación. Él, porque quiso, nos engendró con la palabra de la verdad para que seamos primicias de sus criaturas. Sabed, mis amados hermanos: Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira; porque la ira del hombre no obra la justicia de Elohim”.

Jacobo 5:12 “Primero que todo, hermanos míos, no juréis falsamente, ni por el cielo, ni por la tierra, ni con ningún otro tipo de juramento; pero que vuestro sí sea sí y vuestro no, sea no; para que no caigáis bajo juicio”.

Salmos 15:1-2 “Oh IHVH, ¿quién habitará en tu Tabernáculo? ¿Quién morará en tu santo monte? El que anda en integridad y hace justicia, Y habla verdad en su corazón”.

La verdad limpia y purifica. Penetra en el nivel más profundo del corazón humano, corta en el hueso, y trabaja desde adentro hacia afuera.

Hebreos 4:12 “Porque la Palabra de Elohim es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos, y penetra hasta dividir el alma y el espíritu, y hasta las coyunturas y los tuétanos, y es capaz de discernir los pensamientos y las intenciones del corazón”.

Juan 17:16-19 “No son del mundo, como Yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad, tu palabra es verdad. Como me enviaste al mundo, también Yo los envié al mundo; y por ellos Yo me santifico, para que también ellos sean santificados en verdad”.

La Verdad, no es amor ni dominio propio, pero puede integrar a ambas. Se accede a la verdad a través de la abnegación personal: elevándonos por encima de nuestro ego y predisposiciones, permitiéndonos tomar conciencia de la Verdad más elevada.

La Verdad nos brinda una visión más clara y objetiva de cada una de nuestras necesidades y de las de los demás. El desequilibrio o distorsión entre amor y disciplina resulta de una perspectiva subjetiva, y por lo tanto limitada. El introducir la Verdad, sin los prejuicios personales, nos permitirá expresar nuestros sentimientos de la manera más sana.

Filipenses 4:8-9 “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buena reputación; si hay alguna virtud, si hay algo digno de alabanza, en eso pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced, y el Elohim de paz estará con vosotros”.

Juan 4:23-24 “Pero viene una hora, y ya ha llegado, cuando los verdaderos servidores, servirán al Padre con la motivación correcta y según la Torah, porque a los tales el Padre busca para que le sirvan. Elohim es espíritu, y los que le sirven, en espíritu y según la Torah deben servirle".

La verdad tiene un poder transformador de vidas. Convierte, santifica y fortalece. Ajusta, transforma, y reforma. La verdad renueva nuestras mentes, aviva nuestros corazones, y Redirecciona nuestros pasos.

La verdad tiene la última palabra en todos los asuntos, diciéndonos cómo servir y cómo andar. Nos dice cómo ser uno con el Eterno. Es el árbitro final sobre cualquier tema. Es el juez final de toda vida. Todas las personas se miden por la verdad. Cada vida es pesada en la balanza de la verdad. Cada camino está marcado por la verdad. Y así, la verdad tendrá la última palabra en la vida.

Salmos 119:29-32 “Aparta de mí el camino de la mentira, Y concédeme el favor de tu Toráh. He escogido el camino de la fidelidad, Me he propuesto tus ordenanzas, Me he apegado a tus testimonios, ¡Oh IHVH, no permitas que sea avergonzado! Correré por el camino de tus mandamientos, Porque Tú habrás ensanchado mi corazón”.

Bendito seas Tú oh Eterno nuestro Elohim, Rey del Universo que nos diste Tu Toráh, la Toráh de la Verdad, e implantaste en nosotros la Vida Eterna. Bendito seas, oh Eterno, que nos concediste la Verdad.

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