Lashon HaRá
Cuando hablamos de cambios, siempre es visto como algo
que cuesta y puede generar dolor, pero son necesarios para nuestra evolución
como personas, con el fin de encontrar no solo un propósito sino el reposo y
nuestra propia identidad. Los cambios serán el resultado de la visión que
poseas de ti mismo y del entorno.
Debemos ser conscientes de que una buena o mala palabra,
una mirada, una negligencia, una buena o mala decisión, etc. Siempre producirán
efectos importantes para el futuro, aunque no seamos capaces de observarlos a
corto plazo. Un pequeño cambio puede generar grandes resultados.
El término hebreo Lashón HaRá (Lengua del mal). Se
refiere al acto de hablar despectivamente de otra persona. Constituye un pecado
dentro de la Torah. Se considera que una expresión es Lashón HaRá cuando se
habla mal de otro aun con argumentos que pueden ser verdaderos, pero que no se
persigue la intención de reparar una situación negativa. Por Ejemplo:
"Fulano es un hipócrita, no es lo que piensas".
Lo peor de todo esto es que esta actitud de cometer
pecados, por medio de Lashón HaRá (lengua del mal) se vuelve parte de nuestras
vestiduras y nos envuelve como envolvía a los antiguos en forma de Tzaraat
(lepra). Y se vuelve tan parte de nuestra vida que es casi que imposible
deshacernos de esta costumbre de hablar mal porque se volvió un hábito, porque
cambió nuestra forma de hablar y nuestros dichos. Porque si nos oyen hablar
Lashón HaTov (lengua del bien) pensamos que no podremos hacer parte de nuestro
círculo social de amistades. Porque pensamos que hablando "fuerte" o
por medio de "groserías" es la mejor manera de hacernos entender.
Pero no nos damos cuenta que es el camino equivocado y la manera más fácil de
hacer que las bendiciones que reclamamos diariamente a Adonai se dirijan a
otras personas que verdaderamente están más necesitadas que nosotros y que,
aunque no tengan el conocimiento tan grande que tengamos nosotros, son más
dignos de recibir los favores del cielo.
Nuestra manera de hablar tiene que ir acorde a nuestra
Creencia. Si decimos que seguimos una línea de conducta sana y buena entonces
tenemos que refinar nuestras palabras. Cada palabra que sale de nuestra boca
posee un especial poder. Cada palabra tiene poder porque Adonai le dio vida y
muerte a la Creación por medio de las letras que componen las palabras. Tienen
el poder de crear o destruir, de maldecir o bendecir, de odiar o de amar, de
rechazar o recibir, de saludar o despreciar, de quitar o añadir, de elegir o
destituir
Proverbios 18:21 “La muerte y la vida están en poder de
la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos”.
La gente se enfrenta a diario con innumerables ocasiones
que dan lugar a hablar Lashón HaRá. La lengua es el órgano que se mueve con
mayor rapidez. Por consiguiente, Lashón HaRá es uno de los pecados que se
comete con más frecuencia.
Nuestros Sabios nos enseñan que cada palabra que deja
nuestra boca se graba en el Cielo. Algún día todas esas palabras nos las van a
hacer escuchar. Entonces, trataremos de excusarnos con frases tales como
"Yo no era consciente de la gravedad de la transgresión; no pequé
intencionalmente". No obstante, se nos responderá, "¡Demasiado tarde
ahora! Era tu deber darte cuenta de que tanto las cosas buenas como las malas
que decías quedaban registradas, así las dijeras de forma intencional o no. La
gente debe darse cuenta de que una vez que uno pronuncia una palabra, ésta no
se evapora en el aire sin dejar rastro, y por lo tanto debe ser tomada con
seriedad.
El Rey David y el Rey Salomón sabían muy bien esto por
eso escribieron de este tema:
Salmos 34:12-14 “¿Quién es el hombre que desea la vida,
Que desea muchos días para ver el bien? Guarda tu lengua del mal, Y tus labios
de hablar engaño. Apártate del mal y haz el bien; Busca la paz y persíguela”.
Salmos 141:3 “Coloca, oh Adonai, un guardia a mi boca,
Vigila en la puerta de mis labios.”
Proverbios 21:23 “El que guarda su boca y su lengua,
guarda su alma de la angustia”.
Proverbios 13:3 “Quien vigila su boca, guarda su vida;
quien abre sus labios, busca su ruina”.
Proverbios 15:4 “La lengua amable es un árbol de vida; la
lengua perversa hace daño al espíritu”.
¡Cambiemos nuestra forma de hablar! Proponte a detectar,
rechazar y desechar toda palabra que no sea para bien de tu vocabulario.
Una persona que ha resuelto no hablar mal de otros,
estará libre de transgresiones entre él y otras personas. El no hablará mal de
otros, no avergonzará a nadie, no insultará y se mantendrá alejado de peleas.
Ciertamente no engañará a otros y no robará; él se cuidará de no causar daño a
nadie con sus palabras, y mucho menos con sus acciones.
Atendamos al llamado que nos hace nuestro Padre Celestial
de poder Cambiar nuestra manera de hablar, para poder verdaderamente ser llamados
hijos y por lo tanto parecernos a Él que es Bueno, y no hay iniquidad en él.
Filipenses 2:14-15 “Haced todo sin murmuraciones ni
discusiones, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Adonai sin
tacha en medio de una generación perversa y depravada, entre los cuales
resplandecéis como luminares en el mundo”.
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