Reflexionando en Purim
Purim nos
recuerda la intervención de Adonai para librarnos de la opresión y destrucción
que planeaban nuestros enemigos. En esta celebración nuestro Padre interviene
en los momentos más críticos y transforma una aparente situación de
aniquilación total en un banquete de gozo y gratitud. Es también una ocasión para que muchos que no
tienen nuestra fe, ni pactos, ni principios, ni esperanza, puedan ser
impactados por nuestras palabras y acciones, y anhelen ser partícipe de esta cultura
profética.
Esta
Celebración nos ayuda a reflexionar y meditar en la forma como estamos
caminando, entendiendo también que, como pueblo, siempre algo viene para
destruirnos por nuestro rol profético y por ser parte de una simiente por los
méritos del Mesías. Por eso en la escritura se establece que somos un linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Adonai con el
propósito de anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su
luz admirable. Sin embargo, podemos preguntarnos ¿qué tan comprometido estamos
con esta condición?
Es verdad
que siempre leemos esta cita, pero ¿Qué tanto la experimentamos en nuestras
vidas y familia? Deberíamos reflexionar muy bien si en verdad estamos viviendo
conforme a la condición que Adonai nos ha impartido como hijos y parte de su
linaje santo.
Hay dos
Enemigos mortales que nuestro pueblo a lo largo de la Historia se ha tenido que
enfrentar:
1. Un
Enemigo Externo y explosivo: El Antisemitismo
Éxodo 17:16
“porque dijo: Por cuanto una mano fue alzada al trono del Eterno, IHVH tendrá
guerra contra Amalek de generación en generación”.
2. Un
Enemigo interno y silente: La Asimilación
Romanos
12:2 “No os adaptéis al mundo, sino sed transformados por la renovación de la
mente, para que comprobéis cuál es la voluntad de Adonai: Lo bueno, lo
aceptable y lo perfecto”.
Jeremías
10:2 “Así dice IHVH: No aprendáis el camino de las naciones, Ni os turbéis por
las señales de los cielos, Aunque los gentiles se turben por ellas”.
Mientras
permanecemos quietos en cuanto a nuestra condición espiritual, a nuestra
identidad y nos mantenemos a la sombra, en actitudes complacientes con la
cultura prevaleciente, no tenemos grandes problemas. Pero una vez que
exteriorizamos nuestro compromiso o con el pueblo judío o con el Mesías judío,
o especialmente con ambos, nos encontramos con todo tipo de oposiciones,
provenientes de diferentes y variados ángulos, incluso de donde menos los
esperamos.
En esos
días fue un tiempo oscuro. Adonai aparentaba estar ausente, un sentimiento
enfatizado por el hecho de que el Nombre de Adonai no aparece ni una sola vez
en todo el Libro de Ester.
Sin
embargo, el mensaje final de la historia es que la Providencia celestial y la
atención de Adonai operan en todo momento y en todo lugar, incluso cuando está
completamente oculto, para asegurar la supervivencia y la redención definitiva
del pueblo judío.
En Purim
festejamos la salvación de nuestro pueblo en su totalidad del exterminio en las
manos de los persas bajo el dominio del Rey Ajashverosh (Asuero). Esta
celebración es donde afirmamos la identidad y confirmamos los pactos dados por
Adonai; por eso en la celebración hay abundancia de alimentos, danza, expectación
y gozo. Por supuesto, evitando la falsa enseñanza que hay que beber hasta
emborracharse y no saber distinguir entre Mordejai y Hamán.
Esta
celebración es una magnífica ocasión para enseñar a nuestros niños las grandes
lecciones de nuestra vida santa:
1. Ser una nación separada con un propósito.
2. Tener la fe inquebrantable de nuestros
patriarcas y profetas.
3. Tener confianza en el Eterno quien oye la
oración y responde a nuestro ruego.
4. Saber cuán importante es el ayuno en días
de crisis como una herramienta para abrir nuestra capacidad de fe para ver los
milagros de HaShem en nuestras vidas.
5. Guardando el Shalom sabiendo como el
Eterno interviene en los momentos más críticos y transforma una aparente
situación de aniquilación total en un banquete de gozo y gratitud.
Purim no es
solamente un tiempo de celebración para nosotros como pueblo, es también una
ocasión para que muchos que no tienen nuestra fe, ni pactos, ni principios, ni
esperanza, puedan disfrutarla. Recordemos cuántos medos y persas, al ver las
cosas que el Eterno hizo por y en medio de nuestro cautiverio, llegaron a la
convicción que el Elohim de Israel era el verdadero Elohim y muchos, muchísimos
se convertían de sus malos caminos, abandonaban la idolatría y se hacían
prosélitos; de igual forma sucedió en Pesaj. Esto nos enseña que donde quiera
que el Eterno mueve su mano con nuestro pueblo, una gran bendición alcanza
también al mundo. Esto es así porque somos la nación sacerdotal, somos un reino
de reyes y sacerdotes y gente santa con una misión específica: ser luz de
HaShem para el mundo.
Por tanto,
debemos aprovechar estos días de Purim para reflexionar y meditar que al ser Su
pueblo siempre algo viene a destruirnos por nuestro rol profético y al ser
parte de una simiente por los méritos de Mashiaj, hemos alcanzado el honor de
ser llamados hijos de Adonai, y coherederos de los pactos.
1ª Pedro 2:
9 “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo
adquirido por Adonai, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de
las tinieblas a su luz admirable”
Jag Sameaj
Purim
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