30 minutos
¿Cuándo fue la última vez que se reunió con su familia y,
mirándose a los ojos, hablaron de ustedes?
El dialogo en el hogar dice mucho de quienes habitan en
él y si realmente están “viviendo”.
Si las conversaciones más recurrentes en su casa son:
¿qué hay de cena?, Ya pagué la factura de Corpoelec, lava los platos y saca la
basura, que caro está todo y de paso no hay efectivo… Es probable que no
estemos viviendo sino que estamos sobreviviendo y, lo peor, no nos estamos
dando cuenta de ello.
La mayoría de nuestras familias proceden de hogares en
donde la figura de papa y mama se ocuparon por darnos buenos principios los
cuales han marcado nuestra existencia, sin embargo, con el paso del tiempo la
familia ha sido presa de ataques que han socavado sus bases. Una de las formas
para hacerle frente a estos ataques es comunicarnos. La comunicación fomenta la
unión y aumenta la posibilidad a nuestro favor de enfrentar las crisis con buen
pie.
30 minutos a la semana, como mínimo, reunidos en una
misma mesa, para determinar la forma de fortalecer lo que hicimos bien y
corregir lo que no ha salido bien, es una buena forma iniciar un proceso de
cambios trascendentales en nuestra familia, a continuación, algunas
recomendaciones que usted puede adecuar a sus necesidades:
En la reunión se deben plantear tres cuestiones
principales:
1. Qué cosas
salieron bien en nuestra familia esta semana.
2. Qué cosas no
salieron bien.
3. En qué vamos
a centrarnos la siguiente semana.
Todos los miembros deben responder a las preguntas, dando
su opinión.
Si hay niños pequeños, es recomendable empezar la reunión
con un pequeño juego, para que los pequeños vean ésta como algo divertido. Si
los hijos no son tan niños se debe iniciar la reunión con temas agradables que
alienten la participación.
El reparto de tareas debe dejarse para el final de la
reunión. Es lo que más debe interesar a todos, y deben estar atentos a sus
responsabilidades.
Si los hijos han hecho algo mal durante la semana, esto
debe ser tratado en la reunión, dejando que sean ellos mismos quienes elijan el
proceso de corrección correspondiente.
Cuando se va a tratar un asunto controvertido todos deben
dar su opinión sobre el tema antes de empezar la discusión.
Si hay que tratar asuntos adicionales, se pueden celebrar
reuniones extraordinarias, pero es importante que estén presentes todos los
miembros de la familia.
Las comunicaciones deben ser cara a cara, mirando a los
ojos.
“Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente
para los de su familia, es peor que un incrédulo y ha negado la fe”. 1Timoteo
5:8
Moréh Iedael
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