jueves, 9 de noviembre de 2017

Relación Esposo/Esposa

Cuando hablamos de relaciones interpersonales nos referimos a una interacción recíproca entre dos o más personas. Se trata de relaciones sociales que, como tales, se encuentran reguladas por las leyes e instituciones de la interacción social. Entre las más relevantes encontramos:

La relación Esposo-Esposa.
La relación Padre-hijo.
La relación hermano-hermana.

Lo más difícil en todo ser humano es establecer, conservar y tener un adecuado manejo de las relaciones interpersonales. Es bastante complejo y, mucho más, cuando se trata de la familia.

Cada día interactuamos. Es un proceso que no se detiene. El esposo con su esposa y a su vez, en su condición de padres con sus hijos. En esa dinámica los gestos y las palabras son esenciales. Una mala expresión puede provocar profundas heridas.
Tenga presente siempre que la familia es como un delicado tejido en el que dependemos unos de otros. Cuando actúan independientemente, surgen las dificultades.

El éxito de una familia comienza por entender y respetar los roles dentro del hogar comenzando por el del esposo y la esposa, pues como sea este trato e interacción entre ambos de esta manera lo proyectaran hasta sus hijos. La familia representa un diseño celestial cuyos principales responsables de esta construcción son el esposo y su esposa, y en especial esta última pues la escritura establece que: "La mujer sabia edifica su casa; Mas la necia con sus manos la derriba." (Proverbios 14:1) para que esto se dé es vital la existencia de un varón que entienda su rol como cabeza de hogar y responsable de la provisión no solo material sino también en lo espiritual.

Cada varón debe asumir esa posición que le permita recibir de parte del Eterno y por medio de su Torah la enseñanza y dirección apropiada para conseguir los objetivos establecidos para su hogar, entendiendo que en muchos puntos de este proceso surgirán conflictos manifestados en diferencias las cuales dependiendo de cómo se afronten pueden producir:

-Quejas, frustraciones. 
-Oportunidades de crecimiento.

En toda relación de pareja los conflictos serán algo inevitable y hasta cierto punto necesario, esto se debe a la naturaleza con la que cada uno fue creado. En el relato de Génesis 2, en el que se le quita al hombre una parte de su anatomía para crear a la mujer, la idea que se transmite es la de complementariedad. La primera parte no está completa hasta unirse con la otra.

Varón y hembra son lo distinto pero complementario. Son por ello como dos piezas de un rompecabezas que encajan siendo diferentes, contribuyendo, sin embargo, a crear una totalidad perfecta.

Cada sexo está capacitado para asumir distintas responsabilidades dentro de un “gran diseño”.

Como hemos visto anteriormente sería absurdo tratar de negar los conflictos pues en todos los matrimonios hay discusiones y, casi siempre, la causa de un conflicto puede ser simple, pero cuando estas discusiones se mezclan con situaciones pasadas da paso a discordias más profundas.

Esto se conoce como el principio 90/10: El 10% del problema está en el momento presente, mientras que el 90% está basado en asociaciones y experiencias del pasado. Esas medias son el detonador.

Toda relación tiene sus ciclos negativos y sus puntos delicados en los que los cónyuges se hieren mutuamente. Muchas veces elegimos inconscientemente el mismo tipo de relación conflictiva porque nos resulta familiar, pero también porque buscamos resolver el problema original. Sólo podemos lograrlo al encontrarnos nuevamente en la misma dificultad y hallar la forma de solucionarla, transformando la relación que nos lastima en una relación sana. Entonces, ¿cómo se quiebra este ciclo negativo? He aquí algunas sugerencias:

Trata de identificar o concientizarte de tu propia debilidad y de su origen. De esta forma, asumirás la responsabilidad por tu parte del problema y no la pondrás por completo en tu pareja, aunque la dificultad exista también en la relación.

-Observa de qué manera tu comportamiento o respuesta alimenta el problema.
-Trata de alejarte del criterio “quién lo comenzó”. En realidad, no importa quién fue y, por lo general, es una historia de huevo/gallina.
-Trata de ver el problema en términos menos globales o radicales (no es todo o nada).
-Trata de discutir el asunto de una manera menos emocional y acusadora. Intenta ganar cierta perspectiva sobre el problema, incluyendo tu parte en él en lugar de atacar a tu pareja.
-Recuerda que tu pareja tiene su propia realidad emocional, que también es válida incluso si es diferente a la tuya.
-Puede que no lleguen a un acuerdo absoluto, pero puedes intentar tener un interés genuino en la experiencia de tu pareja.
-En lugar de tratar de tener razón, trata de compartir, escuchar y entender. 

Considérense como dos partes de un todo que pueden complementarse y trabajar en conjunto, en lugar de que uno de los dos es el ganador y el otro el perdedor.

Que tengamos el mérito de crecer constantemente en el entendimiento de nosotros mismos y de nuestras parejas, creando relaciones más cercanas y de esta manera cumplir con el propósito que el Eterno estableció para nosotros y nuestras familias


Bendiciones...
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