Octavo Mes Jeshván
Jeshván חֶשְׁוָן; llamado también Marjeshván, literalmente "octava
luna"; es el octavo mes según el ordenamiento de los meses en el Tanak,
que comienza por el mes de Aviv, en Pesaj, en conmemoración de la salida de la
esclavitud en Mitzraim, Egipto.
Es considerado
el segundo mes del calendario judío moderno, que comienza con el mes de
Tishrei, rememorando la Creación del mundo.
Este mes es
llamado en el Tanak simplemente “el mes octavo”, siguiendo la numeración
ordinal, al igual que el resto de los meses del año hebreo en la Toráh. Este
mes es llamado también mes de Bul según 1 Reyes 6:38.
El Rabí David
Kimji relaciona el término Bul con la palabra iebul -producción-, ya que
durante este mes comienza el arado y la siembra en la Tierra de Israel.
Algunos
comentaristas explican que Bul deriva de la palabra mabúl -diluvio, ya que en
este mes comienzan en Israel las lluvias copiosas.En este mes se decretó una
abundancia de lluvias debido a que en él comenzó el diluvio en la época de
Noaj.
El mes de
jeshván no presenta convocatorias. Es como si el tiempo respetara nuestro
ritmo: tras un arduo y esforzado trabajo espiritual nos permite un período más
calmado, más sereno.
Sin embargo,
precisamente en este punto se presenta uno de los peligros más importantes de
este mes: suele suceder que grandes logros son seguidos por notables y
profundas caídas. Como una sensación de haber cumplido con nuestra parte y el
sentimiento que ahora nos corresponde un tiempo de descanso. Recordemos que en
el camino espiritual o se sube o se baja. No hay modo de permanecer
estacionados. Y quien no experimenta ascenso, aunque sea mínimo y pequeñísimo,
conoce entonces el sabor de la pendiente.
En este sentido
es importante recordar que no hay vacaciones en el camino de la santidad.
El potencial
recibido y los logros espirituales deben servirnos para programar el tiempo que
inicia con ideas claras y precisas. Debemos recordar que la tarea de pulir
(como la plata) nuestra persona dura toda la vida, y que es el momento de
redefinir dos parámetros: evaluar en qué etapa del proceso nos encontramos y
profundizar en la revelación dada por HaShem para convertirla en acción.
A pesar de la
sensación de elevación de los meses de Elul y Tishri, el mes de Jeshván no debe
ser considerado como un tiempo de descanso. Es un periodo apto para redefinir
el tiempo, el espacio y la forma que El Eterno nos brinda, profundizar en el
conocimiento de IHVH, proyectar los pasos a seguir, y salir nuevamente a arar
la tierra. Con responsabilidad, entusiasmo, empeño, y claridad en la tarea.
Por todo ello
este mes es tiempo de:
1. Hacer morir
al viejo hombre, haciendo que germine el nuevo.
2. Tener
paciencia en el proceso: “entre sembrar y cosechar hay que regar y esperar”.
3. Esperar la
lluvia que nos regala nuestro Padre.
4. No descansar
sino buscar en HaShem nuevas fuerzas: “Pero los que esperan en IHVH tienen
nuevas fuerzas, Remontan vuelo como las águilas, Corren y no se fatigan, andan
y no se cansan” (Isaías 40:31)
5. Conectarnos
con nuestras raíces, especialmente las espirituales.
6. Seguir
erguidos, obedeciendo La Voz que nunca cesa de hablarnos: “Habiendo Adonai
hablado en el tiempo antiguo muchas veces y de muchas maneras a los padres por
los profetas, en estos postreros días nos habló por medio del Hijo, a quien
constituyó heredero de todas las cosas, por el cual también hizo el universo”
(Hebreos 1:1-2)
7. Continuar
luchando sosteniendo nuestro compromiso y lealtad al Eterno.
8. Hacerle
frente a la flojera y a la insatisfacción, así que, grítale al enemigo y a ti
mismo: ¡Estoy satisfecho y completo en Iehoshúa el Mesías! Sé que de toda
prueba, dificultad y tribulación, brotará vida que honre y glorifique al Padre.
9. Continuar
orando con habilidad para analizar y asimilar las cosas. Sanar heridas,
dolores y ataduras pasadas.
10. Limpiarnos
y de esta manera vencer todo aquello que puede detener nuestro avance.
11. No inventar
sino actuar de acuerdo al Plan Celestial.
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