jueves, 11 de octubre de 2018

Mes 8 Jeshvan, Tiempo de...

Jeshvan es el Octavo mes según el ordenamiento de los meses en la Biblia, que comienza por Aviv, en conmemoración de la salida de la esclavitud en Egipto y el Segundo mes del calendario hebreo moderno, que comienza con la Creación del mundo.

El Midrash dice: “Este es el mes en el que las lluvias comienzan a caer de nuevo; así está decretado. Es un tiempo de destrucción y al mismo tiempo de renacimiento, es un tiempo de marchitamiento y de renovación”.
  
Es probable que al término del séptimo mes e iniciar este octavo mes, experimentemos la profunda necesidad de buscar paz, sosiego, descanso. Algo se retrae, incluso pareciéramos aislarnos.
  
En la tierra de Israel el mes de Jeshván llega junto con las primeras lluvias y con ello todas las acciones que obliga el calor, la persona se recoge y encubre ante los primeros indicios otoñales.
  
Por un lado, el campesino que ha trabajado duramente la tierra, se reúne en su casa, en su interior, en su territorio más íntimo, para decidir qué hacer con el fruto de sus manos.
 
Por el otro lado, es tiempo de comenzar de nuevo, de preparar la tierra para la temporada que se inicia.
  
Recién hemos concluido un ciclo de festividades con un sabor a Reino, con el gozo de la Toráh aun presente. Finales que se mezclan con comienzos, terminaciones que no son más que los primeros pasos de una nueva etapa del proceso.
  
El mes de Jeshván no presenta convocatorias. Es como si el tiempo respetara nuestro ritmo: tras un arduo y esforzado trabajo espiritual nos permite un período más calmado, más sereno.
  
Sin embargo, precisamente en este punto se presenta uno de los peligros más importantes de este mes: suele suceder que grandes logros son seguidos por notables y profundas caídas. Como una sensación de haber cumplido con nuestra parte y el sentimiento que ahora nos corresponde un tiempo de descanso. Recordemos que en el camino espiritual o se sube o se baja.
  
Significa que no podemos pararnos. Ya conocemos nuestra motivación, considerando que hemos crecido, ahora estamos en un nivel mayor, con más claridad y definición, pero sobre todo con mayor compromiso.
  
Por otro lado, considerando que el viaje espiritual es permanente, debemos tomar conciencia de la estación en la que nos encontramos, apegándonos al mapa individual: “Nuestro propio rol”.
  
A pesar de la sensación de elevación de los meses de Elul y Tishri, el mes de Jeshván no debe ser considerado como un tiempo de descanso. Es un periodo apto para redefinir el tiempo, el espacio y la forma que El Eterno nos brinda, profundizar en el conocimiento de Adonai, proyectar los pasos a seguir, y salir nuevamente a “arar la tierra”. Con responsabilidad, entusiasmo, empeño, y claridad en la tarea.
  
El Mes de Jeshván por lo tanto es un Tiempo de:

1. Hacer morir al viejo hombre, haciendo que germine el nuevo. 
2. Tener paciencia en el proceso: “entre sembrar y cosechar hay que regar y esperar”. 
3. Esperar la lluvia que nos regala nuestro Padre. 
4. No descansar sino buscar en HaShem nuevas fuerzas: “Pero los que esperan en IHVH tienen nuevas fuerzas, Remontan vuelo como las águilas, Corren y no se fatigan, andan y no se cansan” (Isaías 40:31) 
5. Conectarnos con nuestras raíces, especialmente las espirituales. 
6. Seguir erguidos, obedeciendo La Voz que nunca cesa de hablarnos: “Habiendo Adonai hablado en el tiempo antiguo muchas veces y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos postreros días nos habló por medio del Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por el cual también hizo el universo” (Hebreos 1:1-2) 
7. Continuar luchando sosteniendo nuestro compromiso y lealtad al Eterno. 
8. Hacerle frente a la flojera y a la insatisfacción, así que, grítale al enemigo y a ti mismo: ¡Estoy satisfecho y completo en Iehoshúa el Mesías!  Sé que, de toda prueba, dificultad y tribulación, brotará vida que honre y glorifique al Padre. 
9. Continuar orando con persistencia para discernir y asimilar las cosas. 
10. Sanar heridas, dolores y ataduras pasadas. Limpiarnos y de esta manera vencer todo aquello que puede detener nuestro avance. 
11. No inventar sino actuar de acuerdo al Plan Celestial. 
12. Oler la “tierra removida” lista para recibir la semilla. 
13. Cavar más hondo en busca de Roca sólida, de terreno fértil.

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